En el juego de la vida hay que apostar y si te toca perder
pagar y callar y seguir jugando con la
esperanza de ganar la próxima vez. Como en todas las apuestas, alguien tiene
que ceder la mano, mientras no haya rendición
no se acaba la batalla. En la vida como en las apuestas no siempre
importa quien es el ganador sino lo que ese esta apostando; y a veces para
ganar en el amor hay que dejarse perder; perder los miedos, los peros, las
dudas, por que aunque algunos inseguros tituben a la hora de la hora hay que
saber jugársela para ganar, apostar todo o nada. Hay partidas ganadas que se disfrazan
como derrotas, por ejemplo, perder una apuesta por amor también es una manera
de amar y no es fácil, pero hay que saber apostar por amor, por que el odio es
una carga demasiado pesada. Sea como sea para vivir hay que apostar y siempre
que se juega se corre el peligro de perder y también de perdernos en el camino.
Pero lo mas triste en esta vida es no apostar nada, es vivir sin jugársela… o
eso creo yo.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar